El portavoz del Grupo Popular en el Parlamento vasco Borja Sémper se considera un profesional de la política o un político profesional, según quién lo diga. Y es que no tiene otros ingresos más allá de los que genera a través de la política.
El presidente del PP en Guipúzcoa trabajó fuera de la política únicamente al acabar la carrera porque “en el País Vasco las circunstancias eran diferentes, no entrábamos en política dando codazos, nos echaban el lazo para que lo hiciéramos porque nadie quería”, asevera. Sémper asegura que para alguien que ha estado toda su vida laboral en política es fácil entender la situación de alguien parado con una situación de precariedad laboral importante “si no estás en una burbuja de política”.
La directora de cine Mar Coll plantearía a los políticos la idea de que “los mandatos fueran limitados. Eso obligaría también a los políticos a ver su vida no sólo en función de su paso por la política, sino que podrían desarrollar otras profesiones y probablemente mejoraría la calidad de su servicio”.
El presidente del PP en Guipúzcoa critica a su sector alegando “hay gente que vive tan absorbida por su dedicación que no vive para nada más que el ejercicio de la política desde que se despierta hasta que se acuesta, no se relaciona con gente más allá de la política, porque su nivel de implicación, y esto es la parte positiva, mal entendida, a mi juicio, le lleva a creer que pensando única y exclusivamente en política va a servir mejor. Y creo que es exactamente lo contario”.
"No hay mayor nivel de violencia, de acoso, que un desahucio"
Diego Arroyo, estudiante de ADE y Ciencias Políticas, cree que los políticos tienen que ser profesionales y estar muy bien pagados, porque si no, los mejores no irán a la política. “Creo que Mariano Rajoy no está bien pagado, está gestionando la vida de más de 40 millones de personas. Hay gente que lleva pequeñas empresas y cobra tres veces más que el presidente del Gobierno. A mí, que Mariano Rajoy cobrara el doble, si hiciera el doble de trabajo mejor de lo que lo está haciendo, no me importaría.
El joven estudiante está seguro de que Borja sabe que hay ciertos problemas de la ciudadanía pero no tiene la capacidad de alzar la porque vive en unas estructuras jerárquicas de partido que hacen difícil que pueda hacerlo. “Cuando empiezas en un partido tienes que ir ascendiendo en la escala. Si hay un momento en el que empiezas a decir cosas malas del jefe, es difícil ascender. Teniendo en cuenta que hay dos perfiles de políticos, los que vienen de funcionarios y los que llevan toda la vida en un partido político, creo que se hace imposible decir cosas que contradigan a los jefes”, comenta. “¿Quién puede decir todo lo que quiere en su vida?”, le responde Sémper.
Jordi Évole le comenta al popular que se dice que los políticos reciben una especie de argumentario. Borja lo afirma: “Todas las mañanas nos llega un correo electrónico con las noticias del día y con la posición del partido sobre las noticias del día”. El periodista le pregunta si alguna vez ha contestado ese correo diciendo: ‘Diré lo que me dé la gana’. “A veces he dicho cosas que en mi partido habrán gustado o no, pero no me han dado nunca un toque de atención. Por ejemplo con el proyecto de reforma de la Ley del Aborto”, asevera Sémper.
Sobre los escraches, Borja asegura que “tenemos que ser cuidadosos. ¿Dónde está el límite? Empiezas manifestándote en la puerta de la casa de un político, luego le insultas al salir porque tienes derecho a manifestar tu rechazo, luego se le escupe, luego se le agrede… Me parece que son dinámicas difícilmente controlables”.
Guillermo Zapata discrepa porque ha participado en dos escraches contra Gallardón y Posadas porque “no hay nada más controlado que un escrache. Nadie va a escupir a un político en un escrache. Un escrache es un mecanismo de acción política perfectamente organizado y pautado. Tiene unos tiempos y, sobre todo, unos límites”, explica. Pablo aprovecha para preguntarle si ha estado para evitar algún desahucio. “No hay mayor nivel de violencia, de acoso, que un desahucio en el que intentan echar a una familia de su casa y dejarla con una deuda de por vida”, le explica el joven parado.
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