Incapaz de asumir las críticas, Rafa ha perdido totalmente la pasión por su trabajo: bebe, desprecia a sus clientes e incluso ofrece productos de baja calidad. “A mí no me afecta. Me tomo una cerveza y no tiene por qué afectarme. Incluso me he tomado un gin tonic y me lo he bebido de trago”, asegura el dueño de ‘Da Vinci’.

Pero el de Rafa es un caso curioso. Quienes le conocen aseguran que “es un hombre capaz de llenar dos días el restaurante y cerrar el tercero porque está cansado. Al cuarto día tiene un resacón increíble y tampoco abre”. Chicote tendrá que lidiar también con el genio de este peculiar chef venido a menos.

El protagonista de ‘Pesadilla en la cocina’ insiste en Espejo Público en que “él entra por primera vez en los restaurantes tal y como se ve” en televisión. Chicote revela que cuando llega sólo sabe que “les va mal, porque ese es el motivo por el que nos llaman; a partir de ahí sólo es entrar y ponerse a trabajar”.