Manel no puede más. El servicio está siendo un desastre y sus camareras le gritan constantemente, o, al menos, de eso se queja él. Es por ello que decide huir y desaparece con el restaurante lleno a rebosar. Chicote lo encuentra tumbado en la cama, escondido en la habitación en la que vive dentro del restaurante por problemas económicos.
El dueño del Nicasso acaba de tener un duro enfrentamiento con un cliente y eso le ha llevado al límite. "Necesito tu ayuda. ¿No te he llamado para eso?", le reclama a Alberto. El popular chef no sabe cómo hacerlo. Manel no se deja ayudar y no escucha sus recomendaciones. "No haces más que darte la vuelta y dejarme con la palabra en la boca", le afea. Manel acaba reconociendo que tiene mucho "genio".
"Yo voy a terapia cada día y llevo 14 años, a veces día y noche. Estoy enfermo, muy enfermo. Es una enfermedad muy grave. Mortal", recalca. "¿Cuál?", pregunta ya desesperado Chicote. "El alcoholismo", responde. "Doy gracias a Dios que me levanto cada día y no bebo. Pase lo que pase, para mí lo importante es no beber".
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Hoy para él ha sido un día complicado. "Tendría que haber llamado a mi padrino diez veces", asegura. "Yo, en eso no te puedo ayudar", lamenta Alberto.
Una cama, una tele y un trozo de fuet
Pesadilla en la cocina transforma la habitación del dueño de Nicasso, ubicada dentro del restaurante, en un cuarto habitable
Manel, el dueño de Nicasso, no tiene para alquiler un piso o meterse en una hipoteca. Las deudas le acechan y vive dentro del restaurante. Solo tiene una cama, una tele y un trozo de fuet... hasta que llega el equipo de Pesadilla.