"He devuelto la ración de pulpo porque me lo estaba comiendo y me he encontrado una piedra y me he hecho daño, porque lo he mordido pensando que era sal gorda, pero no", se quejaba una de las clientas de A Cañada ante las cámaras de Pesadilla en la cocina.

"Les devuelven platos y no parece que les preocupe nada, ¿no? Tampoco te veo que les digas tú nada a ellos", le comentaba Alberto Chicote a Nati, la dueña del restaurante. "Yo me callo, porque si salto, es peor", avisaba Begoña, la cocinera.

Pero el pulpo no es lo único que acabó de vuelta a la cocina. También el marmitaco y el cachopo fueron devueltos por los comensales. Harta de esta situación, la propietaria probó uno de los platos. "Joder, tíos. ¡Estoy hasta la polla! Esto no, Bego. ¡Me cago en Dios, pruébalos, joder!", le pidió.

Alberto Chicote decidió plantarle cara a la cocinera. "¿Y qué quieres, que te cuente mi vida en verso?", le respondió. "Prefiero ser muda antes que soltar todo lo que estoy pensando", afirmaba de nuevo.

"¿Sabes lo que te digo? Que hagas lo que te dé la gana, tía. Se acabó", gritaba Nati mientras salía del restaurante para derrumbarse apenas poner un pie en la calle. "¿Qué quieres? Algún día tenía que estallar, ¿no?", le dijo el chef a Bego.

(*) Desde laSexta.com estamos recuperando los mejores momentos de la hemeroteca de Pesadilla en la cocina.