Los paparazzi Diego Arrabal y Gustavo González, acusados por la periodista Mariló Montero de un delito de revelación de secretos, han declarado este miércoles en el juicio que no hicieron ni encargaron las fotografías de la presentadora en Bora Bora en 2015 y que solo las distribuyeron a 'Lecturas'. Han asegurado que ha sido un freelance el que hizo las fotos y que no sabían que era Mariló.
La acusación particular ejercida por la periodista pide seis años de cárcel y una indemnización de 265.000 euros a los dos paparazzi por unas fotografías en toples en un bungaló de Bora Bora durante unas vacaciones de Semana Santa de 2015. El ministerio fiscal, que no ha presentado acusación, solicita la absolución de los acusados de responsabilidad penal, porque entiende que, en todo caso, se les pueden reclamar indemnizaciones por la vía civil.
En la primera sesión del juicio celebrada este martes en la sección tercera de la Audiencia de Barcelona, Mariló Montero ha denunciado que, aunque sus fotos no llegaron a publicarse, "las vieron muchas personas" y fueron "de mano en mano" en las redacciones de algunos medios. En su declaración, la presentadora también ha relatado que es una persona muy recelosa de su vida privada y que con las imágenes se sintió como si la hubieran "violado dos veces".
La versión de los fotógrafos
Ambos paparazzi han declarado que no tomaron las fotografías ni encargaron a otros fotógrafos que las hicieran y que recibieron por vía telemática el material, que posteriormente comercializaron, según su versión, únicamente a la revista 'Lecturas'. Los acusados han explicado que, a diferencia de lo que mantiene la acusación, las imágenes solo se enviaron a la revista, "el cliente potencial de Mariló Montero", porque eran "los que más habían publicado sobre ella".
En su declaración, Diego Arrabal ha explicado que cuando les trasladaron que Mariló Montero estaba molesta con el reportaje "pararon absolutamente todo", y no comercializaron las imágenes como "acto de buena fe" y de "motu proprio", y no por las medidas cautelares que, según han declarado ambos, llegaron un mes y medio después. Además, Arrabal ha insistido en que ellos "nunca han querido hacer daño" y que, en caso de querer hacerlo, podrían haber difundido las imágenes en redes sociales, sin necesidad de hacerlo a través de una revista.
Los dos acusados mantienen que hasta que no vieron las imágenes no sabían que se trataba de Mariló Montero y que únicamente tenían conocimiento de que era "un famoso español", que era lo que les había trasladado un fotógrafo freelance. Según Arrabal, es común entre los paparazzi que los fotógrafos freelance cubran zonas geográficas, por lo que cuando hay un famoso, avisan a las agencias de comunicación a las que les puede interesar y deciden si seguir adelante, normalmente a cambio del pago de los gastos de desplazamiento y alojamiento.
Por su parte, Gustavo González ha insistido en que su trabajo consistía en "escribir textos" y que cuando recibió las imágenes "no vio nada que le hiciera sospechar que no era un lugar público", y, por lo tanto, "al margen de la ley". En cuanto a las acusaciones de "persecución enfermiza" que hizo este martes la presentadora durante en su declaración ante la sala, Gustavo González ha explicado que en los diez años que tuvieron la agencia él y Arrabal, tan solo tuvieron tres reportajes de la periodista.
Por su parte, el abogado de Mariló Montero ha explicado que las imágenes tienen "un carácter claramente intrusivo" y que "estaban buscando su intimidad", ya que se la fotografió en la terraza de su habitación de hotel.
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