Comer comida basura puede convertirse en un ciclo vicioso. Genera dopamina a niveles extremos y no consumirla puede provocar un síndrome de abstinencia a esta sensación que nos haga sentir vacíos e incluso infelices. La clave, por tanto, es acostumbrar a nuestro cerebro a dosis de dopamina menos elevadas para evitar el estrés y la ansiedad que nos hacen ingerir dichos alimentos.
Así, Pablo Ojeda afirma que un hábito se compone de varias partes: "La primera es una sensación negativa que nos insta a comer comida basura. La segunda es un hábito, como comer chocolate siempre al llegar a casa o optar por generar otra rutina como darse una ducha y relajarse. Y ahí es donde hay que trabajar, generando otras opciones saludables", ha indicado el experto.
En este sentido, ha indicado que unas buenas sustitutas pueden ser las aceitunas o los encurtidos, ya que pueden generar un sustituto a la comida basura en nuestro cerebro: "Nos podemos tomar unas diez aceitunas". También el queso: "Tiene una grasa saludable pero es muy calórico", ha indicado Ojeda, que ha asegurado que tres cuñitas sería la cantidad ideal.
Más Noticias
- Última hora política, en directo | Yolanda Díaz apuesta por "reducir la jornada" y "mejorar los salarios" en el 1 de mayo
- Guerra en Oriente Medio, en directo | Blinken se reúne con Netanyahu en plenas negociaciones para un alto el fuego en Gaza
- Por qué es festivo el 2 de mayo (y desde cuándo) y qué fiestas hay en Madrid
- 'Ni una, ni grande, ni libre', desmontando los mitos de la dictadura franquista para nostálgicos e ignorantesAhoraQueLeo
- Guerra Rusia-Ucrania, en directo | Nuevos bombardeos rusos se cobran más víctimas civiles en Odesa y Donetsk
También se puede usar el azúcar, pero sin excederse y de una forma concreta: "Cogemos fresas, en un bote les echamos una cucharada y media de azúcar y un chorro de vinagre. Removemos y se queda un sirope que podemos echar a un yogurt griego".
Spa, gimnasio y piscina
La familia Franco vende en tiempo récord las viviendas heredadas del dictador por 10 millones de euros cada una
Después de la muerte de Carmen Franco y Polo, sus herederos reformaron el complejo en viviendas de lujo después de no conseguir ningún acuerdo con los compradores potenciales en aquel entonces. Ahora se han embolsado más de 70 millones de euros.