Como cada jueves, Pablo Ojeda y el chef con estrella Michelin, por su restaurante 'Raíces', Carlos Maldonado, preparan una nueva receta sana y deliciosa que, en esta ocasión, es un marmitako de salmón. Iñaki López explica en el vídeo sobre estas líneas que la palabra 'marmitako' viene de marmita, que era donde los marineros echaban el pescado que encontraban para cocinarlo con patatas: "No aparecía fletán, no aparecía bonito, a veces echaban hasta delfín", apunta.

Para su elaboración, son necesarios los siguientes ingredientes:

  • 400 gramos de salmón
  • 400 gramos de patatas
  • Un pimiento verde
  • Medio pimiento rojo
  • Una cebolla
  • Dos dientes de ajo
  • Tomate triturado
  • Pulpa de pimiento choricero
  • Una cayena
  • Vino blanco
  • Caldo de pescado
  • Cebollino
  • Pimentón dulce
  • Aceite
  • Sal y pimienta.

El primer paso poner en marcha este plato es sofreír el ajo con el aceite, la cebolleta y los pimientos en una olla. A continuación se añade la carne del pimiento choricero, la cayena y un poquito de pimentón. Después se incorpora la patata chascada, que en este caso va cocida y con piel, pero que Maldonado indica que también se puede cocer con el caldo del guiso.

En el caso de seguir al chef y usar la patata con piel, Ojeda señala que "hay que lavarla muy bien", pues "es donde queda tierra y ahí pueden proliferar bacterias". En este caso, es ideal la patata vieja, pues suelta más almidón y, según Carlos, "liga mejor la salsa". Sin embargo, el nutricionista señala que a la hora de freír patatas sería poco recomendable. Sobre este alimento, Ojeda señala que "libera la energía muy lento" y que "es maravillosa para perder peso".

Maldonado señala que "el truco de los guisos de pescado es el caldo, sin uno bueno no vamos a ningún lado". También que hay que añadir el pescado "siempre al final", en los últimos dos o tres minutos. Al añadir el caldo al sofrito y las patatas, también se pone la sal. Dos o tres minutos antes de servir, se incorpora el salmón para que se haga con el calor residual y se acaba con un chorrito de vino dulce, en este caso txakolí, en crudo y un poquito de cebollino. ¡Qué aproveche!