"Me he sentido ofendido por parte del Ministerio Fiscal". Así comenzó Javier Almeida, asesino de un niño en Lardero, su turno de última palabra durante el juicio que, en el año 2000, investigaba el asesinato de una mujer a la que secuestró, torturó y mató de una puñalada.

Como Manuel Marlasca explica en el vídeo, Almeida ya agredió a una menor de 13 años en 1989, siendo condenado a 7 años de prisión. Además, fue puesto como 'ejemplo' en los libros de criminología por su 'crimen del sádico' por ese crimen de 1998.

Antes de perpetrar su asesinato, pinchó a su víctima, le hizo cortes en la vagina, se masturbó frente a ella y la acabó matando. Entonces, el fiscal definió las acciones de Almeida como la maldad por la maldad, con los psiquiatras advirtiendo de la alta probabilidad de reincidencia del condenado. Tal era su peligrosidad que su propio abogado solicitó que se le mantuviese en prisión ante la posibilidad de que volviese a matar.

Sin embargo, en ese turno de última palabra del juicio por sus actos, Almeida mostró su arrepentimiento "de corazón". "Es que comparándome con un actor cuando mi corazón me dice que yo me arrepiento de corazón, eso no es un actor, eso es el corazón el que me lo manda. Reitero mi perdón a la familia", defendía entonces.

La sentencia le condenó a las penas más altas en aquella época, 20 años por asesinato con alevosía y 10 más por un delito de agresión sexual. Además, tuvo que correr con los gastos de las costas procesales y una indemnización de 40 millones de pesetas a la familia de la víctima.