La abdicación se está convirtiendo en una tradición de la monarquía holandesa. La reina da paso a las nuevas generaciones, como ya hizo su madre con ella hace 33 años y también en un 30 de abril. Incluso, en 1948, su abuela Guillermina abdicó en la reina Juliana con 68 años.
Y es que, en los Países Bajos, piensan que el poder del monarca se lo deben al pueblo holandés. Para ellos, la coronación simboliza el apoyo total del pueblo a la monarquía. En palabras de la propia reina: "El poder o la ambición personal no pueden dotar hoy de contenido a la Monarquía, que sólo puede existir como servicio a la comunidad".
La reina Beatriz anunció su abdicación el pasado 28 de enero, pasando el testigo a su hijo Guillermo y su esposa Máxima de Holanda. "Estoy segura de que están preparados para asumir esta responsabilidad", declaró. La decisión llegó en plenas celebraciones del 200 aniversario de la monarquía Holandesa." Un momento precioso para tomar distancia", opinó la reina.
A lo largo de un reinado de 33 años, ha vivido momentos muy duros, como la muerte de su marido el príncipe Claus en 2002 y el accidente de su hijo Friso en 2009, que sigue en coma todavía. Sin embargo, trabajadora incansable, no abandonó su puesto en ningún momento. Una reina querida, controvertida y crítica que ahora entrega a su hijo de 45 años el testigo de una monarquía diferente.
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