El Tribunal Superior de Justicia ha dado la razón a una mujer, guía de Patrimonio Nacional, que se negó a llevar tacones en su trabajo. La empleada había sido suspendida de empleo y sueldo durante seis meses por nergarse a vestir el unifrome que ella consideraba inapropiado y sexista.

El asunto ha generado debate sobre todo entre las mujeres. Algunas apuestan por llevarlos ya que consideran que estilizan más y solo es cuestión de acostumbrarse. Por el contrario otras consideran que la comodidad está por encima de todo y prefieren un tipo de zapato que les permita mayor y mejor movilidad.

Tanto ellos como ellas consideran que no llevar tacones no supone un impedimento para dar buena imagen y ejercer tu trabajo de la mejor manera posible.