En febrero 2012, un español nacido en Murcia murió en Bolivia después de que se le explotaran dos bolas de cocaína en el estómago. A raíz de esta muerte, la Guardia Civil comenzó la "Operación Cápsula", que ha acabado con 23 detenidos que trabajaban en dos laboratorios clandestinos de Bolivia.
Desde Bolivia viajaba la droga hasta España en el cuerpo de las 'mulas'. En los laboratorios donde se contrataba, aleccionaba y pagaba a los traficantes, han sido incautados 10 kg de cocaína, 18 kg de marihuana, 15.000 euros en efectivo y varias armas.
Los transportistas de cocaína en el interior de su cuerpo son conocidos como "muleros" o "boleros", y cada vez son más los españoles que lo hacen. Se paga entre 1.000 y 2.000 euros por kilogramo de cocaína trasportado y suelen cargar entre uno y dos kilos. En cada viaje se puede llegar a ganar hasta 4.000 euros.
En el mes de septiembre fueron detenidos cuatro madrileños que trasladaban más de medio kilo de cocaína hasta Murcia y poco después se detuvo en Barajas a dos muleros más, también españoles y procedentes de Bolivia.
Los “coyotes”, o guardias civiles del aeropuerto, tienen un sexto sentido a prueba de narcos. Mercedes Martín, portavoz de la Guardia Civil, dice que cualquier movimiento extraño, o “una mirada hacia el suelo”, hace sospechar de estas personas.
Curas con alzacuellos o escayolados con yesos falsos son algunos de los muleros más demandados. Pero la última tendencia es que lo hagan mujeres embarazadas, los fríos sudores pasan inadvertidos y encuentran en su vagina, el escondite perfecto para la cocaína.
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