La OMS ha lanzado una alerta alimentaria: las gasas trans fomentan las enfermedades de corazón y generan medio millón de muertes al año en el mundo.

Para saber qué productos las llevan y cómo podemos evitarlo, Luis Alberto Zamora ha dado las claves en Más Vale Comer.

Existen tres tipos de grasas: las saturadas, las monosaturadas y las polisaturadas. Las primeras de ellas son sólidas a temperatura ambiente y el resto son líquidas. El truco está en hacer una grasa líquida sólida. Esas son las grasas transformadas, aquellas que son más perjudiciales para la salud.

De hecho, son capaces de aumentar un 23% el riesgo de las enfermedades de corazón, más que el azúcar o la grasa saturada. Por eso, la OMS desaconseja consumir más de 2,2 gramos al día.

Al hablar de grasa trans hablamos principalmente de ultraprocesados. Entre los alimentos que poseen este tipo de grasas hidrogendas se encuentran los snacks, la bollería industrial, la comida rápida y los productos precocinados. La margarina se situaría en la cúspide de la pirámide.

Pero también existen alimentos que las tienen por procesos naturales, como los lácteos, la carne de ternera o de cordero. Sin embargo, no se ha demostrado que estas grasas generadas por animales se comporten igual.

A pesar de ser perjudiciales para la salud, no hay ningún etiquetado que advierta de qué productos llevan este tipo de grasas. Por eso, Luis Alberto Zamora ha otorgado algunos trucos para identificarlas.

Siempre que veamos estos ingredientes en la etiqueta se podrían traducir por grasas trans: aceites hidrogenados, aceites parcialmente hidrogenados, ácidos grasos trans, grasas parcialmente hidogenadas o margarina.