La proliferación de las despedidas de soltero en Conil ha provocado la división entre los vecinos y los hosteleros de la localidad. "No dejaríamos que se tomaran ni una cerveza", afirma un camarero local, cansado del comportamiento de los visitantes. Son pocos los vecinos que anteponen la economía local al bienestar de los propios habitantes.

Muchos afirman que "vienen de fiesta y molestan a los vecinos", y que no es el turismo que quiere Conil, que busca un turismo más familiar. Lo cierto es que el malestar está cada vez más generalizado entre los habitantes del municipio, y son pocos, principalmente los hosteleros, los que afirman que "están allí para ganar dinero".

"Hay más despedidas que se portan mal que las que se portan bien", afirma el encargado de un chiringuito local, uno de los pocos hosteleros en contra de las despedidas, que prefiere mantener la tranquilidad cortando el problema de raíz.