Maruja Torresconfiesa a Évole que empezó "a hacer plenamente el periodismo" cuando dejó "la relación fija que tenía, que duró diez años, pero tenía que haber durado dos". "¿Casada y todo?", se interesa por saber el periodista, a lo que Torres le responde que algo que sacó de su "experiencia familiar es que no iba a firmar un papel ni loca", porque, según cuenta, no se "iba a atar a nadie".

"Mi madre se ató tanto que cuando mi padre, que le pegaba, porque era un maltratador, se marchó y nos dejó, yo le dije a mi madre que me hacía "ilusión", mientras que ella "se vistió de negro". "Esa es la España de la que vengo, y yo soy como soy porque he hecho o contrario de todo, porque mi madre se convirtió en la víctima oficial en la familia, porque era la dejada", recuerda.

Además, la escritora señala que cuando su padre la iba a buscar, cuando la encontraba en la calle, ella gritaba "y bajaban las mujeres". "Él nunca me pegó a mí, pero mi madre, que tampoco era tonta, como sabía que a mí no me iba a pegar, me cogía y me ponía en medio. Y entonces, mi recuerdo de mi padre es muy vociferante, pero luego comprendí que mi pobre madre se defendía como podía", manifiesta.