De Catarroja, Valencia, a Lisboa hay 890 kilómetros. Antonio Anglés tardó 50 días en cruzar la península con la Guardia Civil en los talones. Los diez primeros días de la fuga (desde el 27 de enero a principios de febrero) los pasó en pueblos cercanos a Valencia.
Durmió en un corral de ganado, en estaciones abandonadas e incluso ocupó un lujoso chalet. Un coche robado cerca de Cuenca hace saltar todas las alarmas el 15 de febrero. Es Anglés, que va camino a Madrid. Esas alarmas suenan durante un mes, hasta el 15 de marzo. Parece que se lo ha tragado la tierra.
A finales de febrero, un ganadero reconoce a Anglés cerca de Badajoz. Se está acercando a Portugal, donde consigue llegar a principios de marzo y donde la Policía le localiza. En ese momento, se activa el operativo cerca de Lisboa. Sin embargo, cuando van a por él, Antonio Anglés ha vuelto a desaparecer.
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