Rafael del Pino, padre del actual dirigente de Ferrovial, presidió la empresa durante medio siglo. Hasta que en el año 2.000 dio el relevo al frente de la constructora a su hijo, Rafael del Pino Calvo-Sotelo. Qué poco sabemos de él, y eso que es la tercera persona más rica de este país.

Ingeniero de Caminos, MBA, aficionado al esquí, a la navegación y a pilotar su propio helicóptero, del Pino Calvo-Sotelo hijo mayor del fundador de la compañía, y a su vez, primo del golpista Milans del Bosch. Y su madre, se lo imaginarán, hermana del expresidente del Gobierno. Rafael preside la compañía desde el año 2000. Su padre tuvo que delegar en nuestro protagonista tras sufrir un accidente mientras daba la vuelta al mundo en barco. Ya se había convertido en consejero delegado en el año 92, con solo 34 años. El momento, según él, más difícil de su carrera.

Cuando le preguntan por el éxito de la empresa, una de las grandes del Ibex, dice que el secreto está en una mezcla entre trabajo y suerte, y en el equipo. Un equipo que maneja por encima de sus funciones. Poco le duran los CEO, cuya figura asume como propia. Lo tiene todo tan bajo control que en la última junta fue reelegido junto con siete consejeros a pesar de la oposición de los grandes fondos.

Junto con sus hermanos, copa el 35% de las acciones de Ferrovial, valoradas en 6.200 millones de euros. Y él, claro está, como mayor accionista, por encima del 20%. Las desavenencias entre ellos se acentuaron tras la muerte de su padre, defensor de separar negocio y familia. Especialmente entre los varones, que siempre han mantenido una posición crítica con la gestión de Rafael. Así que en 2015, tras más de una década de tensiones, decidieron repartirse las acciones del grupo y gestionarlas cada uno por su cuenta.

Ese fue un primer divorcio, el amistoso. Pero el más sonado, de su segunda mujer, nieta del general Armada, fue el que ponía en juego una auténtica fortuna. La justicia le impuso una indemnización inicial de seis millones de euros a su esposa y 75.000 euros mensuales por cada una de sus tres hijas. El Supremo acabó reduciendo esas cantidades a 840.000 y 7.000 euros, respectivamente.

Y es que la de Rafael del Pino es, según Forbes, una de las mayores fortunas del mundo y la tercera de España, solo por detrás de Amancio y Marta Ortega. También sus hermanos aparecen, todos, al menos entre los 40 primeros puestos de ese ránking. Tiene un patrimonio valorado en nada menos que 3.800 millones de euros: mansiones, fincas, aviones privados o yates. El año pasado, su retribución alcanzo los 5,2 millones de euros, 700.000 más que el anterior.