70 años de pelea
India golpea a Pakistán donde más duele: cierra el grifo del agua tras la matanza en Cachemira
El contexto Con el asesinato de 28 civiles hindúes como detonante, India suspende el tratado fluvial que regula el acceso al agua de Pakistán, poniendo en riesgo la estabilidad de su vecino y desatando una nueva fase del conflicto.

Cachemira vuelve a arder. La frontera entre India y Pakistán, una de las más militarizadas del planeta, ha sido escenario de un nuevo intercambio de disparos entre tropas de ambos países. El motivo: un atentado en la parte india de la región disputada, en el que 28 civiles hindúes fueron asesinados por terroristas islamistas que, según Nueva Delhi, cruzaron desde Pakistán. Islamabad niega toda vinculación, pero eso no ha evitado una respuesta fulminante.
India ha cerrado la frontera, expulsado a los diplomáticos pakistaníes, retirado a los suyos y suspendido todos los visados a ciudadanos de Pakistán, a quienes ha exigido abandonar el país en un plazo que vence este mismo fin de semana.
No se menciona la bomba nuclear. Se menciona otra: el agua.
En medio del cruce de amenazas, India ha dado un paso aún más preocupante: ha suspendido el tratado que regula el uso compartido de seis ríos esenciales para ambos países. India, que controla el cauce alto de esos ríos, podría retener el agua. Para Pakistán, cuya agricultura depende en un 80% de ese recurso, eso sería un acto de guerra. Así lo ha declarado abiertamente.
Este movimiento podría desestabilizar profundamente a Pakistán. Sin agua, el país perdería cosechas, energía hidroeléctrica y su equilibrio interno. Pero también podría ser arriesgado para la propia India: retener caudales podría inundar sus regiones del norte. Y hay un tercer actor mirando de cerca: China, que comparte ríos con India y tiene sus propios litigios con Nueva Delhi.
La amenaza no es solo una guerra. Es la ruina. La sequía. La inundación.
India y Pakistán llevan 70 años peleando por Cachemira, una herida abierta desde la descolonización británica. El conflicto ha dejado miles de muertos, pero nunca ha derivado en una guerra total. Sin embargo, esta vez, más allá de las balas, el agua se ha convertido en la nueva arma. Y cuando el agua se convierte en un recurso de disputa, el resto, incluso el arsenal nuclear, empieza a parecer secundario.
Pese a la tensión, expertos como Guillermo Pulido, de la revista 'Ejércitos', afirman que la situación no escalará a un conflicto mayor.