En Europa, los derechos del colectivo LGTBIQ+están enfrentando un preocupante retroceso, evidenciando una tendencia que no distingue entre ideologías extremas y moderadas. En Italia, bajo el gobierno de la ultraderechista Giorgia Meloni, el matrimonio igualitario ha sido ilegalizado a favor de uniones civiles con derechos reducidos. Además, se ha impuesto una prohibición para que parejas homosexuales puedan registrar a sus hijos, limitándolo solo a padres biológicos.
Polonia, conocida por su histórica falta de derechos LGTBIQ+, continúa luchando contra las "zonas libres de ideología LGTBIQ+", aunque recientes cambios de gobierno ofrecen una esperanza de cambio. Donde no tienen esperanza es en Hungría, dirigida por Viktor Orbán, que ha intensificado sus políticas discriminatorias, incluyendo leyes que prohíben la promoción de diversidad sexual en escuelas y medios de comunicación.
El fenómeno no se limita a la extrema derecha. En la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, ha eliminado el reconocimiento de "identidad de género" de las leyes regionales, imponiendo barreras médicas para las personas trans que desean autodeterminarse.
Incluso en países como Francia y el Reino Unido, donde las leyes protegen los derechos LGTBIQ+, líderes como Emmanuel Macron y Rishi Sunak han adoptado discursos discriminatorios, particularmente contra personas trans, señalando un retroceso en la lucha por la igualdad.
Estos movimientos regresivos no solo representan un desafío legal, sino que también han exacerbado la violencia y discriminación hacia el colectivo LGTBIQ+en toda Europa. A pesar de los esfuerzos de la Unión Europea por promover la igualdad, nueve países han optado por no apoyar una declaración en favor del avance de los derechos LGTBIQ+, subrayando las divisiones y desafíos persistentes en el continente.
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