¿Será santo?
Gaudí entra en la antesala de los santos: el Vaticano lo declara 'Venerable'
Los detalles Tras ser declarado 'venerable' por el papa Francisco, Antoni Gaudí avanza en su proceso de canonización: queda a solo dos milagros de la santidad, más de 30 años después de iniciarse oficialmente su causa.

Mientras el Vaticano pone punto final a uno de los capítulos más oscuros de la Iglesia católica, otro camino, el de la santidad, sigue abierto para uno de sus nombres más célebres: Antoni Gaudí.
La Santa Sede ha anunciado este lunes la disolución definitiva del Sodalicio de Vida Cristiana, una comunidad fundada en Perú y salpicada por acusaciones de abusos sexuales, físicos y psicológicos a menores desde hace más de dos décadas.
El propio fundador, Luis Fernando Figari, y otros miembros fueron denunciados por víctimas que narraron años de violencia y manipulación en nombre de la fe. Tras dos años de investigación, el Vaticano ha calificado al Sodalicio como "una secta abusiva y sin carisma", y ha firmado su cierre canónico.
Pero mientras unos caen por indignos, otros ascienden por virtuosos.
En paralelo, el papa Francisco ha declarado 'Venerable' a Antoni Gaudí, el arquitecto catalán que dedicó su vida a levantar la Sagrada Familia de Barcelona. Con este título, Gaudí queda a mitad de camino hacia la santidad. ¿Qué le falta? Dos milagros.
El proceso es largo. Primero se le declara Siervo de Dios (lo fue en 2003), luego Venerable (ahora), después Beato (si se demuestra un milagro), y finalmente Santo (si se reconocen dos milagros sin explicación científica). El reconocimiento no tiene fecha límite: los milagros pueden surgir en cualquier momento, si alguien asegura haberse sanado de lo imposible tras pedir su intercesión, y los comités médicos del Vaticano no encuentran una causa natural para explicarlo.
Gaudí lleva más de 30 años en proceso. Su vida, su carácter reservado, incluso su excentricidad, han hecho que el camino sea lento. La santidad, dicen algunos, no depende solo de Dios: requiere tiempo, dinero y quien lo gestione. Y ahí los religiosos suelen tener ventaja. De las más de 80 canonizaciones individuales realizadas por el papa Francisco, más del 80% han sido de personas consagradas.
Por eso, el Vaticano mira con especial interés el caso de un adolescente fallecido hace 20 años, cuyo proceso de santidad avanza: un intento por alejarse de las sotanas y acercarse a los jóvenes, como Francisco había prometido.
Mientras unos se desmoronan por sus abusos, otros pueden llegar a santo por la belleza de una obra —de piedra y de vida— que todavía sigue creciendo.