Trump se echa atrás

El fiasco de los aranceles: Trump amenaza, pero el golpe se lo da Estados Unidos

La otra cara
Su estrategia no frena a China ni cambia alianzas, pero sí vacía los puertos, dispara los precios y deja a Estados Unidos más aislado que nunca.

El fiasco de los aranceles: Trump amenaza, pero el golpe se lo da Estados Unidos

La ofensiva arancelaria de Donald Trump contra China ha quedado en suspenso. No por presión internacional ni por una tregua diplomática, sino por la advertencia directa de tres de los principales directores ejecutivos del sector de distribución alimentaria en Estados Unidos.

Según ha trascendido, los máximos responsables de Walmart, Costco y Kroger se reunieron a puerta cerrada con el presidente en la Casa Blanca, donde le trasladaron un mensaje claro: en pocos días se quedarán sin mercancía y los precios subirán.

La advertencia caló. Trump comprendió que los efectos de su estrategia arancelaria no son inmediatos, pero sí inevitables. Poner aranceles del 145% a los productos chinos apenas se nota en las primeras semanas.

La razón es logística: los contenedores que salieron de China antes del anuncio aún están llegando a Estados Unidos. El tránsito marítimo tarda 30 días en llegar a Los Ángeles, 45 a Houston o Chicago y 55 a Nueva York. Pero ese margen de gracia está a punto de acabarse.

Los Ángeles será la primera víctima visible. En cuestión de días, los barcos con productos chinos dejarán de llegar. Los estantes comenzarán a vaciarse, y con ellos caerá el empleo en toda la cadena de suministro: estibadores, transportistas, personal de almacén y dependientes. El golpe económico no se limitará al consumidor final. Una recesión localizada en los puertos amenaza con escalar al conjunto del país.

La opción aérea está descartada. Transportar mercancía por avión sería demasiado costoso. Y hay otro factor que agrava la situación: aunque Trump retirase hoy mismo los aranceles, se necesitarían entre 30 y 55 días para que los barcos chinos vuelvan a abastecer los puertos estadounidenses. La recuperación comercial no es inmediata.

El órdago de Trump ha fracasado. Ningún país ha cedido. Ni la Unión Europea, ni Japón. China, en cambio, sigue ganando aliados. Hoy, más de 60 países tienen a China como primer socio comercial. Estados Unidos apenas mantiene esa posición en 30. Un contraste brutal con el mapa de 2001, cuando dominaba el comercio mundial.

Y cuanto más aprieta Trump, más países giran hacia Pekín. Ya ocurrió en su primer mandato. Está volviendo a pasar. La presión y las amenazas no funcionan en un mundo que ya no gira en torno a Washington.

China, por su parte, ha mostrado una firmeza estratégica. Aunque también empieza a hacer concesiones. Este viernes se ha sabido que ha eliminado los aranceles a los semiconductores procedentes de Estados Unidos. Los necesita. No tiene alternativa viable para ese suministro. Pero incluso ese gesto evidencia una realidad incómoda para Trump: en esta guerra comercial, China no está perdiendo.