Ucrania está prácticamente destruida por culpa de la invasión rusa y la gran pregunta ahora es en qué situación está Rusia. ¿Está preparado Moscú para una guerra que puede que se alargue en el tiempo? ¿Hay indicios de que está perdiendo esta guerra?

El periodista Joaquín Castellón repasa las pruebas de que, de momento, las cosas no van bien para Vladímir Putin y de que sus objetivos no se han cumplido:

El discurso del Día de la Victoria

Este lunes, Día de la Victoria, vimos a Volodímir Zelenski, el objetivo número uno de Rusia, en un vídeo donde asegura que pronto Ucrania tendrá dos días de la victoria y "a otros no les quedará ninguno". Lo hizo en uno de los días más importantes para Moscú y comparó a Putin con Hitler, llamándole "führer". Mientras tanto, el presidente ruso no se atrevió a pedir más esfuerzos a sus ciudadanos y tuvo que volver a justificar por qué había invadido Ucrania.

Ya no es una guerra relámpago

Concretamente, la invasión se prolonga ya 75 días, a pesar de que supuestamente iba a ser una 'guerra relámpago'. En un principio, todo el mundo dio por hecho que Kiev caería en cuestión de días o incluso horas, pero no pasó. De hecho, a los dos meses Rusia se retiró de la capital ucraniana y demostró sus errores de evaluación.

El cambio de estrategia

El principal error fue pensar que las fuerzas armadas ucranianas no se enfrentarían al ejército ruso y que abandonarían, algo que no ocurrió. El plan original de Rusia era tomar Járkov, las regiones rebeldes del Donbás, con Odesa, y la conquista de Kiev, pero no resultó como esperaba el Kremlin.

Los rusos pensaron que repetirían la rápida toma de Crimea de 2014, pero ahora el ejército ucraniano es mucho más eficaz en efectivos, entrenamiento y armamento. Además, cuenta con apoyos civiles. Rusia se estancó y tuvo que cambiar la estrategia, retirándose del norte y concentrando sus esfuerzos al este y al sur. Ahora, domina tan solo el 20% del terreno.

Las sanciones y el daño económico

El presidente ruso también esperaba unas sanciones económicas similares a las de 2014 y no unas contundentes que golpean sus finanzas, sus sectores estratégicos y a los oligarcas. En total, les han impuesto 5.740 sanciones. De estas, 590 son directas a instituciones y 413 a empresas. Hasta ahora, 700 empresas han decidido abandonar el país.

Su inflación está ahora allí en el 17% y esperan que el PIB caiga un 15%. Se están salvando en gran parte por lo que ingresan de la venta de energía, gran parte de esta a Europa, que ahora estás más fortalecida, igual que los lazos Europa-Estados Unidos o la OTAN. Ahora hay más países pidiendo su entrada en la Alianza Atlántica, como Suecia y Finlandia.

Un ejército menos fuerte de lo que se creía

Más de 30 países ya han enviado ayuda militar a Ucrania. Mientras, la credibilidad del ejército ruso está bajo mínimos. Han perdido ya más de 600 tanques, cuatro veces más que en los nueve años de la guerra de Afganistán. El ejército ruso se ha descubierto como bajo de moral, con grandes fallos (por ejemplo, los tanques tenían un punto débil en la chapa que los destruía) y corrupto. Ni la fuerza aérea era tan fuerte, ni sus soldados tan eficaces.

Hace 46 días que Rusia no dice oficialmente cuántos de sus soldados han muerto. La última vez habló de 1.351, aunque Ucrania asegura que son cerca de 23.000. En el otro bando, Ucrania reconoció hace 20 días 3.000 bajas, aunque los rusos dicen que serían más de 14.000.