El Congreso validó este jueves la reforma laboral en una votación llena de sorpresas de último minuto: los dos diputados de UPN, que en principio iban a apoyar la medida, finalmente votaron en contra, pero acabó saliendo adelante por la mínima, gracias al error de un diputado del PP al votar telemáticamente.

Una situación que ha generado un enorme revuelo político. Sin embargo, cabe recordar que este lío parlamentario no habría ocurrido en primer lugar si el Gobierno hubiera logrado asegurar más apoyos, como el de Esquerra Republicana, el del PNV o el de EH Bildu, sus socios de investidura.

Sin embargo, esta vez dichas formaciones dieron la espalda al Ejecutivo, abriendo una brecha entre los socios. A la espera de comprobar si el discurso adoptado por el PP, que habla de "pucherazo", cierra o no esa herida, la vicepresidenta primera, Nadia Calviño, ha afirmado que "cada uno de los proyectos normativos tiene sus circunstancias" y ha defendido que la relación con los socios es "excelente".

Algo que, sin embargo, no impidió su voto en contra. Este viernes, Gabriel Rufián ha asegurado que no hay nada personal tras el 'no' de ERC. Así, aunque no hay un apoyo público al Gobierno, en principio tampoco una ruptura.

Por su parte, el PNV también votó en contra de la reforma laboral. Después de la votación, desde la formación han dicho estar abiertos al diálogo con el Ejecutivo, aunque Aitor Esteban ha advertido de que este tendrá que "esforzarse" para "ir reconstruyendo una mayoría" que le permita sacar adelante otros asuntos.