Un juez ha sentenciado que el Estado deberá sancionar a la familia del cámara José Couso por su asesinato en Irak. 18 años después, el Tribunal Supremo ha confirmado que aquel Gobierno de José María Aznar no cumplió con su obligación de protección diplomática.
La viuda del cámara deberá ser indemizada con cerca de 100.000 euros, mientras que sus dos hijos recibirán 40.000 cada uno. Dinero que, sin duda, nunca reparará su pérdida.
La sentencia confirma que el gobierno 'popular' no emprendió acciones diplomáticas ni puso en marcha una investigación internacional para esclarecer el asesinato de José Couso. En definitiva, Aznar dio por buenas las insuficientes explicaciones del Gobierno de Estados Unidos. No se atrevió a pedir responsabilidades a George Bush.
La historia de José Couso caló en la España del 2003. El cámara fue asesinado el 8 de abril de ese mismo año. Los gritos de sus compañeros al darse cuenta de que el hombre al que llevaban entre sábanas, herido, era su amigo Couso provocaron un dolor insoportable a toda la sociedad.
Cuando todo ocurrió, Couso estaba en su hotel, como muchos otros periodistas. Trabajaba informando sobre la guerra de Irak, y tenía 37 años cuando fue alcanzado por una bala estadounidense que resultó ser mortal. Junto a él fallecieron otros dos profesionales de la información, y muchos otros resultaron heridos.
El hotel era de sobra conocido por el ejército estadounidense. Era un hotel en el que dormía la prensa, pero Estados Unidos se justificó y alegó que había actuado en defensa propia. Aseguró que había peligro de que sus tropas fueran atacadas por unos francotiradores que, según su versión, estaban en la azotea del Hotel Palestina. Algo que jamás se pudo demostrar.
En aquel momento gobernaba en España José María Aznar, que apoyaba a Estados Unidos y apoyaba la guerra en Irak. Por eso, dos días después de la muerte de Couso, sus compañeros de profesión recibieron al presidente en el Congreso dándole la espalda.
En sus manos sostenían las fotografías de su compañero fallecido. La oposición, liderada por Rodríguez Zapatero, aplaudió esa reivindicación. Las únicas palabras de Aznar para los profesionales fallecidos en la guerra fueron que "estaba cumpliendo su deber profesional y que desgraciadamente conocía el alto riesgo que podía suponer su presencia allí".
Lo que desconocían es que serían el blanco directo de un ejército, en teoría, amigo. José María Aznar, George Bush y Tony Blair defendían la guerra para acabar con las armas de destrucción masiva que por entonces aseguraban que tenía Saddam Hussein.
Fue la familia de José Couso la que llevó el caso a la Audiencia Nacional para conseguir justicia. De la mano del juez Santiago Pedraz, viajaron hasta Bagdad para recoger pruebas y hablar con testigos y, pese a las trabas de la Fiscalía, se acabó dictando orden de arresto contra los tres militares responsables de la muerte del periodista.
Sin embargo, se topó con la nula colaboración de Estados Unidos y de la Interpol. Además, según documentos de WikiLeaks, el Gobierno estadounidense presionó a España para que frenara el caso.
Y así fue. En 2015, una reforma del Partido Popular acabó con la justicia universal que prohíbe perseguir delitos cometidos fuera del territorio español. El caso Couso fue archivado.
Pero la familia del cámara seguía incansable. En 2019 recurrieron a Estrasburgo para intentar llevar a juicio a los culpables, que era lo que querían para hacer justicia.
"La victoria sería que un día pueda ver a los tres militares sentados en un banquillo y que sean juzgados, porque mi hijo no se ha muerto en una cama, ha sido un claro crimen de guerra", expresaba su madre.
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