El movimiento feminista vuelve este miércoles a las calles como cada 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer. Bajo diferentes lemas, convocados por diferentes organizaciones, pero con el mismo objetivo: la igualdad real entre hombres y mujeres.

Nueva York fue el origen del primer 8M en 1875, pero no fue hasta un siglo después cuando las mujeres españolas sacaron sus reivindicaciones a las calles. Fue bajo el lema "Por un puesto de trabajo sin discriminación" y 6.000 personas participaron en el recorrido por las calles de Madrid. Si bien fue autorizada, las propias autoridades marcaron el recorrido, fue disuelta por la Policía.

Los gritos de las mujeres en aquellos primeros 8M tenían mucho que reivindicar. Desde la desigualdad, en todos los ámbitos, en derechos entre hombres y mujeres, hasta en cuestiones sociales: la despenalización del aborto, la libertad y la educación sexuales, la legalización de los anticonceptivos o el divorcio.

Fue gracias a estas primeras pancartas y gritos por las que llegaron los primeros grandes cambios en la sociedad española. En los 90 y, sobre todo, en los 2000 las reivindicaciones comenzaron a ser otras: no a la violencia y los malos tratos contra las mujeres.

En los primeros 2000, con una Ley Integral contra la Violencia de Género y tras un pacto de Estado, la lucha contra esa lacra sigue en el centro de la lucha feminista. La sentencia de 'La Manada' dio lugar a una primera huelga feminista histórica en nuestro país. Miles de mujeres inundaron las calles el 8 de marzo de 2018 y seis millones de españoles secundaron los paros. Aquel día los gritos clamaron por el fin de la violencia machista y la discriminación de las mujeres, sobre todo en el ámbito laboral: eran lemas contra la brecha salarial y el techo de cristal.

Cinco años después, las reivindicaciones siguen siendo las mismas. Con el Gobierno más paritario de Europa y la reciente reforma de los delitos sexuales, aún queda un mundo por hacer. Si algo tienen en común todos los 8M es la lucha por la igualdad de género que, al ritmo actual y según la ONU, tardaríamos unos 300 años en conseguirla.