Ana María Bea, la mujer que se hizo pasar durante años por hija del rey emérito para estafar a decenas de personas, actuó durante un tiempo en Girona. Allí primero se hizo pasar por indigente, y después hizo creer a todo el mundo que le esperaba una gran herencia que aún no podía tocar por un supuesto litigio.

Una herencia que, alardeaba, iba a repartir entre quienes le habían ayudado cuando vivía como indigente. Eso es lo que ha contado a Equipo de Investigación una de las primeras personas que entabló amistad con ella y que define a la estafadora como "una dominante de la mente". A él, afirma, le llegó a convencer: "Pasas de ser bueno a ser avaricioso. Y no me da vergüenza decirlo, yo lo he sufrido en mis carnes".