"El viaje estaba previsto antes, pero se ha retrasado para hacerlo coincidir con uno de los dos días más importantes del país. Parece que hay interés por dar una imagen de apertura al exterior. Vamos a comprobarlo". El equipo de Enviado Especial acaba de aterrizar en Turkmenistán tras nueve meses de gestiones. Ellos son los primeros españoles en obtener este permiso en este lugar, uno de los más opacos y herméticos del mundo.

El aeropuerto, tal y como señala Jalis de la Serna, es inmenso. Tiene una capacidad para que transiten por él unas 1.600 personas a la hora, y sin embargo... "Esto es rarísimo, estamos aquí solos". No hay ni un alma. Y esa será la tónica que les acompañará durante todo el viaje. La ausencia total de gente a su alrededor.

Después de pasar una serie de controles, por fin llegan a tierra. Allí les espera Dimitry Bagramyan, el traductor que el régimen les ha facilitado, además de Allamyrat Archayev, miembro del comité estatal de televisión de Turkmenistán. Un miembro del equipo advierte a Jalis. "Me ha dicho que va a estar con nosotros todo el viaje".

Son las reglas del Régimen. Durante los 15 días que permanecerán en el país estarán custodiados por estas personas, que no perderán detalle de lo que digan, hagan o incluso, insinúen. Un autobús está allí para llevarles al hotel. "Vamos ahora al hotel y mejor no grabar por el camino porque hay muchos edificios gubernamentales. Y hay mucha policía en la calle que siempre está vigilando", les advierten.

La grabación se interrumpe de manera abrupta.