El encargado de uno de los Lizarrán en Madrid le enseña a la jefa infiltrada a montar la terraza. Elvira ayuda a Ismael con las sombrillas y a mover las piedras que las sujetan. Sin embargo, pesan demasiado y el joven empieza a criticar su falta de destreza para hacer ese trabajo y su lentitud. Elvira intenta defenderse, pero Ismael sigue metiéndose con su inexperiencia a pesar de que no la enseña como es debido.
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