El metro cuadrado de un piso de alquiler aumentó en Palma un 50%, entre 2012 y 2022, frente al 0,6% que lo hizo el sueldo bruto en 2016. Los precios desorbitados en esta comunidad están propiciando que muchos trabajadores busquen alternativas habitacionales como caravanas o incluso que decidan vivir en su propio coche.

Ana Sánchez es mallorquina y lleva viviendo en una caravana casi cinco años. "No me da para pagar un alquiler", reconoce, a pesar de tener un trabajo como limpiadora, y descarta poder volver a vivir en una casa: "Visto como van las cosas ni pido eso porque lo veo un imposible".

Enrique es uruguayo y vecino de Ana. "Vivo aquí, es mi pequeño mundo, sencillo, pagable", comenta, y señala que allí viven trabajadores con empleo y sueldo, que no pueden permitirse pagar un alquiler. "Este problema no para y va a ir a mucho más porque hace tres años ya había empezado pero éramos cuatro o cinco", aclara, y subraya que si se quiere un turismo de calidad, lo primero es el trabajo y los alquileres.