En febrero de 1937 las tropas franquistas entraban en Málaga. Entonces, 300.000 personas huían por la carretera de Almería cuando fueron bombardeadas por tierra por las tropas marroquíes de Franco, desde el mar por las tropas franquistas y desde el aire por los aliados alemanes, acabando con la vida de alrededor de 6.000 civiles.

"Sangre por todas partes... fue una carnicería lo que hicieron", recuerda Ana Palomares, superviviente de lo que luego se conoció como 'La Desbandá', aquel episodio que la dictadura de Franco silenció durante 40 años y que ha sido casi olvidado por nuestra historia.

Desde hace cuatro años más de un centenar de personas caminan los kilómetros que recorrieron aquellos supervivientes de las tropas de Franco. A día de hoy ni se sabe exactamente cuánta gente murió allí ni se ha buscado a las víctimas en las cunetas, por eso Andrea Ropero y El Intermedio han querido conocer el testimonio de aquellos que lo vivieron de cerca.

Jesús Majada, investigador, ha dado las primeras pinceladas de lo que ocurrió entonces: la ciudad más importante del sur en territorio republicano es Málaga, los frentes cayeron enseguida y "la gente sale huyendo de manera despavorida sin saber realmente dónde van: la única salida que tenía Málaga era Almería, era el único pasillo republicano que quedaba".

Es difícil establecer cuánta gente huyó esos días: había, al menos, 100.000 personas y en su mayoría mujeres. "Queipo de Llano estaba anunciando que iba a entrar en Málaga a sangre y sexo, decía 'malagueñas vais a saber muy bien quiénes son los hombres'", ha explicado Majada. Fueron ellas quienes, entonces, animaron a salir.

'La Desbandá' tampoco tuvo relevancia internacional. Sólamente un médico canadiense y su equipo se encontraron lo que estaba sucediendo. Fueron ellos quienes lograron sacar las únicas fotografías que se conservan del terrible episodio, pero no eran perdiodistas por lo que la difusión no fue tan grande como la vivida en Guernica, cuando un día después las fotografías de aquella matanza protagonizaban diarios internacionales.

Annie Flores Pareja es una de las personas que conmemoran a los protagonistas de 'La Desbandá', una de las supervivientes fue su propia madre: "Me decía que no había nada que comer, que sólo encontraban caña de azúcar al lado de la carretera y que andaban mucho de noche para evitar los bombardeos". "Vivo en Francia y he venido a la marcha porque me da mucha emoción, creo que mis padres me han pasado el testigo de hablar y hacer memoria", ha asegurado.

Manuel Triano Simón estuvo en los brazos de su madre durante 'La Desbandá', pero no lo recuerda: sólo tenía seis meses. Sus padres le contaron "crímenes a montones". "Los bombardeos mataban a muchísimas personas, los cadáveres se tapaban con piedras o ramas y a continuar porque te mataban a ti también", ha explicado Manuel, que ha asegurado que él siente "una emoción enorme" al rehacer su camino y que "mientras pueda", acudirá a dicho homenaje.

En los 260 kilómetros que separan Málaga de Almería hay muy pocos monumentos que reconozcan la masacre. Uno de ellos es el agujero de un obus franquista. Tampoco hay demasiados supervivientes, pero aquellos que sobreviven no dudan en levantar la voz.

"Fue una carnicería"

Es el caso de Ana Pomares, que estaba en una casa de campo cuando su padre les insistió en correr "con lo que tenían" para huir de las tropas franquistas. "Vino mi padre con un coche porque nos acompañaba otra familia. Queríamos ver por las ventanillas y eso fue un machaque. Los aviones ametrallaban, los barcos de guerra tirando cañonazos, sangre por todas partes... fue una carnicería", ha expresado.

"Esas cosas no se olvidan", ha recordado Ana, que ha asegurado que no se lo ha contado a sus hijos porque en su casa "no se hablaba de eso". Por eso, sus hijos se enteraron hace solo dos años: "Eran cosas que no se hablaban".

"Parece que nos lavaron el cerebro", ha explicado la superviviente, que ha asegurado que "no hay que olvidarlo, sino saberlo". "No vamos a estar ahora con rencores, pero ni olvido ni perdono, porque a la gente de mi edad le robaron la niñez", ha lamentado. Por eso, ha dicho, le "calmaría que los gobiernos lo dieran a conocer y que todas las personas que asesinaron fueran sacadas de las cunetas".