Tamara Medel trabajaba en hostelería, pero desde el 11 de marzo está en paro. Su situación es muy complicada. Madre de tres hijos, para ella el cobro del Ingreso Mínimo Vital es una necesidad. Andrea Ropero charla con ella en El Intermedio.

"Solicité la prestación por desempleo pero el importe que me dieron es ridículo, 75 euros. Pedí el Ingreso Mínimo Vital el mismo día que salió, el 15 de junio. Lo hice vía Internet, aunque me pedían mucha documentación que físicamente no tenía en ese momento", explica Tamara. "Se trata de documentación de otras administraciones públicas como el SEPE o Hacienda, oficinas que en ese momento estaban cerradas", añade.

Tamara le muestra a Andrea Ropero la inmensa cantidad de papeles que tuvo que presentar para solicitar el IMV: DNI, libro de familia numerosa, certificado del SEPE y Hacienda, empadronamiento, convenio de separación, demanda por impago de manutenciones... No obstante, a día de hoy, sigue sin noticias sobre su solicitud. "Estoy con ayuda de Mensajeros de la Paz y lo poquito que pueden ayudarme mis padres. La gente del comedor social me conocía porque yo les llevaba juguetes y ropa de mis niños para donar. Ahora ellos me dan la ayuda diaria para que mis hijos puedan comer", explica la joven, que se emociona por "lo duro que es el día a día".

Lanza también un mensaje a todos aquellos que critican el Ingreso Mínimo Vital: "No me gustaría verles en mi lugar. Querer trabajar, necesitar esta ayuda para sobrevivir hasta que pueda trabajar y no recibir nada".

Andrea Ropero también habla con el economista Juan Francisco Martín Seco. Reconoce que es "muy complicado" solicitar el IMV, pero que también será gestionarlo. "Va a ser mucho más complicado comprobar todas las solicitudes y puede resultar siendo una auténtica lotería. Poner demasiados condicionantes lleva a que sea mucho más injusto al final", añade el experto en El Intermedio.