En el verano de 2010, Cataluña recibía una sentencia histórica sobre su Estatut. La sentencia anulaba la posición del catalán como lengua preferente y, además, enmendada los artículos más polémicos.

Los socialistas catalanes, con el presidente Montilla a la cabeza, reaccionaron con indignación ante la sentencia. Los partidos nacionalistas fueron quienes se mostraron más contundentes en su rechazo.

En julio de 2010, más de un millón de personas marcharon por las calles de Barcelona bajo el lema "Somos una nación. Nosotros decidimos". Fue la mayor manifestación en la historia de Cataluña hasta la fecha.

La victoria de Artur Mas en las elecciones autonómicas de noviembre de 2010 empezó a evidenciar un distanciamiento entre el Gobierno central y el de la Generalitat.

El principal objetivo político de Mas, en plena crisis económica, era conseguir un nuevo pacto fiscal.