Un mes y medio del famoso motín de Aranjuez, el espíritu de ese levantamiento contra el ejército francés seguía muy presente en los madrileños. El 2 de mayo de 1808, "los ánimos estaban ya muy caldeados", explica Luna G. Alijarcio, historiadora y divulgadora a Boris Izaguirre en 'Desmontando'.

"Los madrileños se habían enterado que la Familia Real no estaba, había desaparecido. El estallido principal va a ser justo enfrente del Palacio Real, cuando empiezan a salir carrozas del palacio. Los madrileños pensaban que estaban secuestrando a los pocos miembros de la Familia Real que quedaban en palacio".

Napoleón estaba completamente en contra de la monarquía española. "No quería que los Borbones estuvieran en la Corona, quería un plan imperialista para Europa y, si no, colocarse él, como rey, o en este caso, a uno de sus hermanos". De nuevo, el francés lo logro manipulando y aprovechando la compleja situación. "España tenía una situación insostenible políticamente, la Familia Real enemistada, Carlos IV enfadado con su hijo, conspiraciones entre ellos, la figura de Godoy... Así que Napoleón manipuló a los tres para conseguir su objetivo final, que era darle la Corona a su hermano José Bonaparte", pone en contexto la historiadora.

El 2 de mayo fue "un día desolador". "Muy cruel además, muchísimas víctimas, muchísima violencia, en muchos puntos de Madrid", no solo frente al Palacio Real y hasta bien entrada la madrugada. "En la Puerta del Sol, en la calle Alcalá, en la Puerta de Toledo, había enfrentamientos violentos constantemente".

Fueron los ciudadanos quienes se congregaron a las puertas del Palacio Real y se enfrentaron a los soldados con armas improvisadas. "Al ver que los soldados franceses intentaban llevarse al infante Francisco de Paula, el último miembro de la Familia Real que quedaba en la ciudad, los madrileños se lanzaron a las calles para impedirlo".

El ejército francés respondió con disparos y violencia desatando una sangrienta lucha que se extendió por toda la capital.