En este periodo frenético en el que no salimos de unas elecciones para meternos en otras es cuando solemos darnos cuenta de que los empadronamientos dan más de un quebradero de cabeza. "Yo hablé con una señora del ayuntamiento que me llamó desesperada. Es que este hombre es de los pocos ciudadanos que no estaba empadronado en ningún sitio. Amablemente, una empleada del ayuntamiento me llamó y me dijo 'su hijo no existe'", cuenta Alfonso Arús acerca de su hijo Hans.

Sin embargo, el pequeño de la familia Arús Cárdenas sí que recuerda haber ido a votar alguna vez. "Voté una vez y desaparecí", recuerda. Pero su padre le saca del error. "Votaste tú, pero con otra papeleta. Yo te dije 'ten la papeleta, vota a quien quieras'. No te dije a quién tenías que votar", aclara. Pero especifica que este 23 de julio no podrá hacer lo mismo, porque no va a estar. "Eso es lo que tú te crees", le dice Angie Cárdenas, haciendo referencia a que aún no sabe si le tocará ser presidente o vocal de una mesa electoral.

Algo así también le ocurrió a un amigo de Alba Gutiérrez, que supo de su situación cuando no recibió la carta del censo. "Yo fui el otro día y me dijeron que me había hecho un cambio y por eso no pude votar", cuenta Rocío Cano.