Sergio Murillo y la mayoría de víctimas de la riada en Biescas acudieron a la justicia cansados de escuchar continuamente que la tragedia "no se podía haber previsto". "No tienen vergüenza para reconocer sus propios errores; son capaces de tapar un pecado con otro, una mentira sobre otra, y además, con mucha desfachatez", lamenta Murillo.

"Nos dijeron muchas veces que no se pudo prever, que era algo insólito, fuera de lo común", rememora Murillo, quien admite que se lo habría creído en caso de no haber conocido la existencia de un informe previo que desaconsejaba tajantemente la instalación del camping. Emilio Pérez Bujarrabal, técnico del departamento de Medio Ambiente, fue el encargado de emitir dicho documento. Sergio Murillo asegura que ese informe le dio el impulso para pelear, ya que hasta ese momento vivía "en un limbo, o en una causa de desgracia sin saber qué había pasado".

"Cuando me enteré de la existencia del informe me surgió la indignación y rabia, y me decidí a seguir adelante", afirma. Todo ello pese a que varias personas le advirtieron de que el proceso -judicial- sería "duro, largo e incluso posiblemente infructuoso".