Los órganos de dirección y gestión del Partido Popular eran plenos conocedores del origen y destino de los importes recibidos en concepto de donaciones. Lo deja más que claro y de nuevo se quita cualquier responsabilidad. Todo llegaba desde arriba. Dice Bárcenas que "la figura del gerente del partido (...) entre 1982 y 2008, se limitaba a cumplir las instrucciones que recibía del secretrario general o del tesorero". Y añade que se dedicaban simplemente a anotar las cantidades que se le entregaban y a entregar las cantidades que se le solicitaban.

Bárcenas habla claramente de sobresueldos. Complementos salariales que desde 1990 fueron establecidos por las máximas instancias del partido, por supuesto, sin recibo.

Pero, ¿cuánto dinero se guardaba en la caja B? Según Bárcenas, durante el periodo en el cual gestionaba los fondos Álvaro Lapuerta, sólo se mantenía en caja el dinero estrictamente necesario para hacer los pagos mensuales "comprometidos" y siempre que el saldo era importante y no se necesitaba, se procedía a transferirlo a la cuenta corriente de donativos en el Banco de Vitoria.

Los gastos que se hacía eran exclusivamente gastos relacionados con la actividad del partido. Sobresueldos, pago de asesorías, ayudas a víctimas del terrorismo, ayuda a Fundaciones y Asociaciones vinculadas al partido, ayudas para gastos de campaña de determinadas personas y finalmente para el pago de la remodelación de la sede de la calle Génova nº 13.

Para rematar su escrito, Bárcenas señala a los dos personas de las que dependía mientras fue tesorero en el PP: Rajoy y Cospedal.