Un grupo indígena canadiense ha encontrado centenares de tumbas sin identificar en los terrenos de una residencia escolar en la que fueron internados a la fuerza miles de niños durante casi un siglo.

Este hallazgo llega solo unas semanas después de que anunciaran el descubrimiento de los restos de 215 niños aborígenes enterrados en nichos no identificados en las inmediaciones de la residencia Kamloops.

El hallazgo más reciente se ha producido en terrenos pertenecientes a la escuela residencial Marieval, que estuvo en funcionamiento entre 1899 y 1997, a unos 2.500 kilómetros al noroeste de Toronto.

En ambos casos, las tumbas han sido descubiertas utilizando radar de penetración de terreno. El jefe de la Asamblea de Primeras Naciones (AFN por sus siglas en inglés), el grupo que representa a los distintos grupos indígenas del país, ha indicado que "las noticias del descubrimiento de cientos de tumbas sin marcar en la primera nación cowessess es absolutamente trágico, pero no sorprendente".

La Federación de Naciones Indígenas Soberanas (FSIN) de Saskatchewan, que representa a los 74 grupos indígenas de la provincia, ha señalado que es probable que en los próximos días aparezcan numerosas nuevas tumbas sin identificar en otras residencias escolares. De hecho, FSIN ha iniciado una búsqueda en la mayoría de las escuelas residenciales situadas en Saskatchewan, más de 20, desde que se anunció el descubrimiento de los restos humanos en Kamloops.

El sistema de residencias escolares para indígenas fue impuesto por las autoridades canadienses a finales del siglo XIX para eliminar la cultura aborigen del país. Los niños indígenas eran sacados a la fuerza de sus comunidades y enviados a estos internados situados en algunos casos a centenares de kilómetros de sus familias.

Entre 1890 y 1997 más de 130 escuelas residenciales funcionaron por todo Canadá y unos 150.000 niños indígenas fueron internados en estas instituciones que eran administradas por órdenes religiosas, en su mayoría católicas. En las residencias escolares, los niños indígenas sufrieron abusos físicos, psicológicos y sexuales de forma sistemática e incluso experimentos a manos de científicos gubernamentales.

En 2015, la Comisión para la Verdad y la Reconciliación de Canadá concluyó que 1 de cada 50 niños enviados a las residencias escolares, murieron en las instituciones, alrededor de 3.200 niños, aunque esta cifra es considerada conservadora por dirigentes indígenas. En muchos casos, las familias de los niños internados nunca recibieron notificación de las muertes.