Justicia y reparación
Las víctimas del Patronato de la Mujer niegan el perdón de los religiosos: "Nos han querido silenciar"
¿Por qué es importante? La Conferencia Española de Religiosos ha celebrado un acto de petición de perdón a mujeres que pasaron por los centros del Patronato de Protección de la Mujer, una institución activa durante la dictadura franquista. Las supervivientes han interrumpido el discurso de perdón desde el público con pancartas y cánticos exigiendo justicia y reparación.

Las supervivientes del Patronato de Protección a la Mujer, institución activa durante el franquismo y encomendada a algunas congregaciones religiosas, no han aceptado el perdón de la Conferencia Española de Religiosos (CONFER) en un acto en el que han gritado "verdad, justicia y reparación, ni olvido ni perdón".
En un grito de diez minutos sin descanso, cientos de mujeres han mostrado en alto carteles en los que se podía leer la palabra 'no'. Las imágenes se han dado en la Fundación Pablo VI. El presidente de la CONFER, Jesús Díaz, ha asegurado que "en el pasado" hubo cosas que "no hicieron bien", con mujeres que fueron "sometidas a condiciones de vida injustas y dolorosas".
Consuelo García, presidenta de la Asociación Desterradas Hijas de Eva, lamenta no haber "sentido un perdón por parte de nadie". Es más, denuncia que CONFER les ha "intentado silenciar" y les han "censurado unos vídeos" y un audio de las suicidas del Patronato al considerar que "incitaba al suicidio". "Así no se habla de los reformatorios, ¿no?", critica.
Una de las personas que ingresó en esos reformatorios con solo 8 años fue Mariaje, una mujer a la que siendo niña le dijeron que "no valía nada" y que era "anormal". Fue su propia familia quien lo solicitó, como ella cuenta a laSexta: "Mi abuela materna fue la causante de que yo acabase en el orfanato".
Era 1965 y el régimen franquista llevaba más de dos décadas reprimiendo a las niñas y jóvenes que se alejaban de la estricta moral franquista. Internaba a todas aquellas a las que consideraba malas mujeres: a las que fumaban, contestaban a sus padres, vestían con minifalda o se quedaban embarazadas.
Las llevaba, a la fuerza, a centros del Patronato de Protección a la Mujer y las encerraba durante años. "Era un lugar completamente siniestro, con un adoctrinamiento religioso extremo. Peor que una cárcel", cuenta Consuelo, que ya tenía 16 cuando su madre la internó.
"Entran en mi habitación mi madre y el médico de cabecera de la familia. No pude reaccionar, me cogieron del brazo izquierdo, yo sentí una aguja en mi vena y ya está. No me acuerdo de nada más", confiesa. La pesadilla duró hasta 1976. Como ellas, miles de mujeres fueron reprimidas por el Patronato. El abuso duró hasta 1985, hace solo 40 años.