La venganza y el odio entre una familia podría estar detrás del brutal incendio que quemó 90.000 toneladas de neumáticos en Seseña. Así lo explica un informe de la Guardia Civil al que ha tenido acceso el diario 'El País'.

De momento hay un solo imputado. Es un empresario cuyo teléfono móvil le ubica en el vertedero horas antes de que se produjera el fuego. Un incendio, según los agentes, provocado por el rencor.

El acusado se arruinó por culpa de un negocio fallido que había montado con su cuñado. Éste era propietario de una empresa de reciclaje. Tenía muchas oportunidades de hacerse con la concesión del reciclaje de los neumáticos del vertedero. Una buena oportunidad económica que el sospechoso quiso evitar provocando el fuego de Seseña.

Después de años de abandono, el cementerio de neumáticos por fin tenía un proyecto de recuperación. Consistía en la obtención de gasoil a través del caucho.

Un tipo reciclaje que conocen muy pocas empresas, entre ellas la del cuñado del acusado. Por eso tenía muchas posibilidades de conseguir la adjudicación.

El acusado, según el sumario, frustró su negocio prendiendo fuego al vertedero y después inculpándolo como el responsable del desastre.

Los investigadores aseguran que él y su hermano, testigo protegido del caso, intentaron acusarlo, pero la investigación dio un giro y acabó siendo el empresario arruinado el único imputado.