Es la segunda vez que Abel Azcona planta a la Justicia, pero en esta ocasión ha ido más mucho más lejos: hasta Lisboa. "Yo vine a Lisboa porque, evidentemente, si hay una orden de extradición prefiero saber cuándo van a detenerme que me vengan a buscar a casa al día siguiente", cuenta Azcona.

Azcona ha pedido asilo político en la capital portuguesa después de que un juzgado de Barcelona admitiera a trámite una querella de Abogados Cristianos por esta obra de 2016. El artista recopiló 242 hostias consagradas en Madrid y Pamplona para formar la palabra "pederastia". Así justificaba su ausencia en redes sociales.

"Yo no me habré presentado al Juzgado pero Dios, el ofendido, tampoco. Estamos en empate", asegura Azcona. "El ofendido no es Dios en este caso, porque no es un delito de blasfemia. Es un delito de profanación y contra los sentimientos religiosos", replica Polonia Castellanos, de la Asociación Española de Abogados Cristianos.

La acusación no entiende esta última jugada del artista: "No hay ningún tipo de requisito jurídico para que le den la condición de exiliado, porque además España tiene tratado de extradición con Portugal desde 2014".

Para Azcona es una cuestión de libertad de expresión y de provocar una reacción con su obra. Dice que su marcha a Portugal, es parte de ella: "Si hay una detención yo he decidido asumir una posición de silencio". Con su marcha a Portugal, Abogados Cristianos ha pedido al juez que también le investigue por posible obstrucción a la justicia.