Tres menores han estado conviviendo durante un año junto al cadáver de su hermano, de 8 años. Su madre y la pareja de esta sólo acudían a la casa para darles palizas. Ha ocurrido en Texas y ahora la progenitora, Gloria Williams, se sienta en el banquillo.

Todo comenzó cuando el hijo mayor, de 15 años, llamó a la Policía para decir que su hermano, de 8, estaba muerto en la habitación de al lado. Ed González, agente de la Comisaría del Condado de Harris, ha asegurado que "incluso para los agentes más veteranos, ha sido la escena más perturbadora de toda su carrera".

Lo mató el novio de la madre a finales de noviembre de 2020. Según la autopsia, a base de continuas palizas durante al menos nueve días. Después, habría convencido a la madre para que no denunciara y abandonado el inmueble, dejando a los niños a su suerte.

Sin embargo, volvía de forma recurrente para pegarles. Dennis Wolfford, sargento de la Comisaría del Condado de Harris, ha indicado que "las palizas eran repetidas y se centraron sobre todo en el más pequeño". Así lo prueba una cirugía de urgencia en la mandíbula rota de uno de ellos que indica que el último apaleamiento habría sido apenas tres semanas antes de que la policía los encontrara.

Los menores sobrevivían gracias a la caridad de los vecinos, que nunca supieron lo que ocurría en la casa. Según expresa uno de ellos, "la casa estaba vacía; sin muebles, solo basura: restos de patatas y cajas de pizza". Dos de los menores presentan severos principios de autismo, según las autoridades.

Tras la llamada del hermano mayor, la Policía pudo hallar a la pareja en una biblioteca pública a la que habían acudido con el objetivo de ver qué contaban los medios sobre ellos.