Un tercio de lo que se vende en los supermercados como gamba, langostinos o cigalas no es la especie que declara la etiqueta. Así lo demuestra un estudio realizado por investigadores de la Universidad Complutense de Madrid, que han comparado el ADN de las especies reales con las etiquetadas y han descubierto que el 30% no corresponden con lo que nos venden.
Esto pasa, sobre todo, "en productos congelados", informa José Luis Hórreo, profesor y autor del estudio; ya que "es muy difícil identificar la morfología". El 95% de los errores de etiquetado se encuentran en productos congelados en supermercados. Esto se produce, sobre todo, en marisco procedente de los Océanos Pacífico o Índico.
Es por eso que los expertos recomiendan comprar productos frescos o de acuicultura, donde la posibilidad de un mal etiquetado es menor y avisan de que pagar más no evita el fraude. Ante cualquier duda, toca preguntar a los que saben.
"En algunos productos cogemos dos gambas diferentes y son diferentes entre sí, pero también diferente a lo que pone en la etiqueta", ha observado José Luis Hórreo en sus investigaciones. Un fraude que, además, contribuye a la sobreexplotación de ciertas especies y pone en riesgo la sostenibilidad de los ecosistemas marinos.
En el 20% de los casos
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¿Por qué es importante? Pese a que la ley obliga a mostrar las etiquetas del precio en supermercados de una manera clara, sigue habiendo establecimientos que no respetan el estándar establecido.