Una de las mayores dudas que surge a partir de los mecanismos de urgencia con los que se están aprobando las vacunas contra el COVID-19 es si producirán efectos secundarios relevantes. De momento, en Reino Unido ya se ha pedido no vacunar a las personas con un historial de reacciones alérgicas, después de una "reacción anafiláctica" de dos sanitarios vacunados con el compuesto de Pfizer/BioNTech.
Además, según un informe de la Food and Drugs Administration (FDA) estadounidense, cuatro voluntarios del ensayo en fase III de esta misma inoculación experimentaron parálisis de Bell tras ponerse la vacuna, aunque las autoridades no creen que haya base para concluir que exista una "relación causal" entre ambas.
Entonces, ¿habrá efectos secundarios? La directora de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps), María Jesús Lamas, responde: no es descartable que aparezcan efectos secundarios no descritos una vez comience la vacunación masiva contra el COVID.
"La probabilidad de que aparezcan efectos secundarios no descritos en los ensayos clínicos durante su uso real es mayor que con medicamentos donde su penetración es progresiva a lo largo del tiempo", ha reconocido Lamas.
Las circunstancias de esta vacuna son excepcionales, ya que se va a aplicar de manera masiva, algo que "no se produce con ningún otro medicamento".
"Las actividades de vigilancia y seguridad a partir del momento que el paciente reciba la vacuna son muy importantes para dar continuidad al uso seguro", ha explicado la responsable de Sanidad.
"No es probable, pero es verdad que existe esa posibilidad y, si ocurre, hay que reaccionar pronto", por si es necesario modificar las condiciones de uso de la vacuna y no administrarla a un grupo concreto de personas o, en un caso peor, que no pueda recibirla nadie.