La búsqueda del universitario español Manuel Tundidor Cabral, desaparecido cuando hacía una excursión por un río de la Amazonía ecuatoriana, recibirá un fuerte impulso con la incorporación de más rastreadores y fuerzas de rescate.
"Mañana se incrementará el número de personas. Viene más personal profesional en rescate en aguas rápidas", dijo el jefe zonal de bomberos. Las autoridades competentes tenían prevista una reunión para distribuir el trabajo, de forma que se haga de forma "más separada" para "no sólo bajar por el río".
La jornada ha sido más productiva en alcance que en las dos anteriores, en las que el clima no ha favorecido la búsqueda, ni tampoco la suciedad del agua ni la fuerte corriente. "El clima nos acompañó y mañana esperamos que pueda flotar el cadáver", dijo el funcionario sobre la situación, que no deja espacio al optimismo debido a que el agua está muy fría porque proviene del deshielo de cimas cercanas.
Aún así, Lucía Martínez, presidenta provincial de la Cruz Roja en la provincia de Napo, pidió ser optimistas porque "todo depende de la voluntad de dios y de la suerte", y "no hay que pensar lo peor". Pero coincidió con su colega en que la temperatura del agua es un problema.
El río en el que se está buscando al universitario de 31 años, que se lanzó al agua en una zona turística conocida como la "Laguna Azul", es el Jatunyaku, que significa 'agua grande' en kichwa y desemboca en el Lanzu para formar el río Napo. Su fuerte corriente, donde se suele practicar rafting, dificulta mucho las labores de rescate, por lo que los equipos que participan en la búsqueda son altamente preparados y están siendo ayudados por voluntarios de la zona y operadores de kayak.
Del grupo de siete estudiantes españoles del centro de enfermería de Ceuta, Tundidor Cabral saltó al agua con un compañero, Jaime Argudo, quien tuvo la suerte que el río lo "escupiera" a un lado, relató. "Es un río agresivo y fuerte, altamente turístico pero altamente peligroso", explicó en ese sentido el mayor Miranda sobre esta zona de la Amazonía, en el oriente ecuatoriano, donde las aguas pueden llegar a cinco metros de profundidad.
Al concluir la jornada de búsqueda en Tena, ni Argudo ni ninguno de los otros miembros del grupo quisieron hacer declaraciones sobre el suceso, como tampoco las dos tías del desaparecido que llegaron el domingo, Juana y Valentina Cabral. Desde Trebujena, provincia de Cádiz, la hermana del desaparecido, Margarita Tundidor, contó que la familia y allegados esperan angustiados nuevas noticias.
Ella y su madre han decidido quedarse en casa y, consciente de las dificultades del rescate, pidieron a las autoridades ecuatorianas que amplíen todo lo posible los medios de búsqueda.
"No digo que no sean suficientes, pero para mí, que estoy hablando de mi hermano, nada es suficiente", confiesa. En Tena está también un representante de la Universidad de Granada, a la que pertenece la Facultad de Ciencias de la Salud de Ceuta, así como el cónsul adjunto en Quito, Ignacio García Lumbreras.
Todos ellos declinaron hacer declaraciones y transfirieron esa responsabilidad a la Oficina de Información Diplomática en Madrid. Los equipos de rescate ecuatorianos, pertenecientes a varios cuerpos e instituciones, recorrieron entre 30 y 40 kilómetros de vías fluviales en busca del estudiante y, mañana, se separarán en dos grupos para rastrear de forma más exhaustiva.
"La bajada de Cando a Puerto Napo es de 30 kilómetros y de Puerto Napo a Misahualli es de 27 kilómetros", señaló Miranda. Y explicó que, por las lluvias, en los últimos días el río está "agresivo" y su nivel ha subido "2,5 metros", lo que sumado a los fuertes vientos impidió hasta hoy el poner un helicóptero en el aire porque era un riesgo.
Las labores de rescate, en las que hasta ahora han participado más de veinte personas, se inician cada mañana poco después del amanecer para aprovechar el tiempo, y se suspenden al atardecer cuando comienza a oscurecer en esa paradisíaca zona, pero a la vez peligrosa, a los pies la cordillera de los Andes.
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