Rabab es una de las personas que no tiene sanidad gratuita desde que se hizo el cambio en la ley de Sanidad. Hace unos días se detectó un bulto en el pecho y en Urgencias le hicieron una exploración en la que el médico vio algo que no le gustó. “Me dijo que fuera al ginecólogo porque podía ser peligroso”, asegura. En el informe se pone de manifiesto la necesidad de hacer más pruebas diagnósticas para saber si el bulto puede ser malicioso.

Sin embargo, Rabab no puede hacérselas porque tendría que pagarlas con un dinero que no tiene. Por ello, se siente excluida del Sistema Sanitario a pesar de llevar más de 15 años viviendo en España y tener tres niños pequeños. “Me da miedo que me pase algo porque mis hijos solo me tienen a mí”, afirma. La factura de las pruebas que podrían aclarar si ese bulto es un cáncer de mama, tendrá que pagarla sin ni siquiera saber a cuánto asciende.

La realidad que vive esta mujer es también la de miles de personas que, según denuncian diversas organizaciones, se han quedado en situación “de absoluto desamparo” desde que se aprobó la Reforma Sanitaria del Gobierno. “La atención sanitaria no es un privilegio, se trata de atender a personas enfermas”, señala Ricardo Angora, miembro de ‘Médicos del Mundo’.

En este aspecto, Juan Carranque, abogado de la Asociación de Derechos Humanos de Marruecos, asegura que “hay una vulneración del derecho a la salud que está recogido en la Constitución”. Rabab, por su parte, afirma que “todos los seres humanos necesitan atención médica” y sólo espera encontrar la forma de hacerse unas pruebas que podrían salvarle la vida.