Aumenta el número de denuncias de pinchazos mientras algunas discotecas se aplican para reforzar la vigilancia. Cachean y registran a quienes entran para comprobar que no llevan jeringuillas. No obstante, algunos expertos consultados por laSexta destacan que es difícil la sumisión química con estos pinchazos, ya que deberían ser más prolongados, precisos y profundos. Creen que más bien buscan crear miedo y psicosis.
Y lo cierto es que el miedo está en la calle. Muchas jóvenes en Lloret de Mar, en Girona, están asustadas. Allí ya se investigan más de 14 denuncias por pinchazos en zonas de ocio nocturno. "Que se esté produciendo en nuestro pueblo nos asusta. Hay muchos controles, pero igualmente nos preocupa", explica una joven a laSexta.
En total en Cataluña, según los Mossos, investigan las denuncias de 23 víctimas, la mayoría en Lloret, siete en Barcelona y dos en otros municipios. No obstante, fuentes de los Mossos indican que puede que haya cierta psicosis y que hay muchos avisos que quedan en nada.
Desde algunas organizaciones especializadas en estupefacientes tienen serias dudas de que estos pinchazos puedan llegar a someter químicamente a sus víctimas. "Para poder inocular estas sustancias se necesitaría estar más de 20 segundos, encontrar una vena, o de una forma intramuscular. No lo puede hacer cualquiera", explica Claudio Vidal, portavoz de Energy Vital.
Pero ante las incógnitas, muchas discotecas catalanas están aumentado los controles. En Andalucía se investigan 10 denuncias por pinchazos (seis en el Puerto de Santa María, Cádiz y una en Málaga). Las últimas son de tres chicas en las fiestas de Lucena, Córdoba. De ellas, solo una tenía marcas de pinchazo.
El padre de una de las denunciantes describe lo que le contó su hija, que "se empezó a encontrar mal, le entró un bochorno". Explica que en este caso le ocurrió en u na caseta con amigos y no quiere pensar lo que podría haber sucedido si hubiera estado sola.
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