El bloque de Pepi se ha convertido en símbolo de la lucha; de la resistencia de colectivos y vecinos contra la especulación. Es así desde que el pasado mes de junio su brega consiguiera paralizar varios desahucios. Hace unos años, un grupo de inversores se hizo con el edificio con a intención de triplicar los alquileres que pagaban los vecinos.
"Me mandaron un burofax diciendo que a partir de entonces les pagara a ellos. Me subieron el alquiler de 300 a 400 euros de golpe y porrazo. Yo acepté y pagué pero al cumplirse un año pidieron otros 100 euros más", relata Pepi. Es la génesis de su lucha; el origen de una resistencia que no para ante nadie, que se ha marcado como objetivo mantener a Pepi en su casa.
El vídeo que acompaña a estas líneas muestra a la perfección el drama social de un desahucio. Pepi pone voz a su historia y arroja una frase clave para entender la enésima guerra del pez pequeño contra el grande: "Me dicen que vaya a un albergue y mis hijas a la calle".