Todavía sufriendo las secuelas de los múltiples golpes que dice le propinaron, Juan Ramón recuerda cómo logró escaparse de los tres secuestradores que le encerraron en una cueva de Gran Canaria. "Salí corriendo como si estuviera en la orilla de la playa".
El juez ha decretado prisión comunicada y sin fianza para los que le maniataron, le pusieron una cuerda en el cuello y le dejaron descalzo, pero cuenta que tiene mucho miedo.
"Cierro todas las puertas, no me fío de salir solo a la calle. Están en prisión, pero yo no sé si tienen amigos por ahí", explica.
Los presuntos secuestradores están acusados de retención ilegal, extorsión y lesiones. Juan Ramón no les ha visto la cara en los juzgados, pero ha coincidido con sus familias. "La familia de uno de ellos me ha pedido perdón".
Dice que si no se hubiese escapado, podría estar muerto, y todo, por unos 50 euros. Es la cantidad que los detenidos, con los que había estado consumiendo estupefacientes, le dieron para comprar más droga y que finalmente no adquirió.