Los testigos y los vigilantes de seguridad a los que supuestamente embistió Ángel Boza con su vehículo tras robar unas gafas de sol han salido de los juzgados serios y sin querer hacer declaraciones. Algo menos de dos horas han estado ante el juez ratificando su versión que, para el abogado de Boza, es exagerada. "Es exagerado. Las lesiones son solo un 'rocetón' de un día", ha afirmado el abogado, Agustín Martínez.

La defensa afirma que, al no haber violencia, se trató de un hurto. Piden su puesta en libertad aunque admiten la responsabilidad. En este sentido, Agustín Martínez ha asegurado: "Tiene que asumir su responsabilidad".

El pasado 1 de agosto por la tarde Ángel Boza habría entrado en un centro comercial de Sevilla para dar un cambiazo: dejar unas gafas viejas y llevarse unas nuevas del expositor. Los vigilantes cuentan que intentaron detener a Boza en el parking, pero tal y como se detalla en el auto del juez, el miembro de la Manada no se detuvo.

Según el auto, Boza "no es un delincuente primario y tiene antecedentes penales por un delito contra la propiedad, entre otros. Existe un peligro cierto de elusión de acción contra la justica".

Uno de los guardias tuvo que lanzarse al suelo para no ser embestido. Boza fue detenido minutos más tarde con las gafas puestas y su vehículo fue inmovilizado.

Tras la comparecencia de este domingo, Boza tendrá que esperar a septiembre para que el juez se pronuncie. El robo con violencia es un delito grave tipificado con hasta cinco años de cárcel.