La Guardia Civil adelantó la operación e irrumpió en la nave ilegal porque sospechaba que el pescado que guardan allí suponía un grave riesgo para la salud pública. "Se puede ver que el transporte de los pescados se hacía directamente con el producto en el suelo y no se limpia el pescado, provocando que las vísceras empiecen a descomponerse más rápido que la parte muscular", explica José Manuel Vivas, capitán del Seprona.

Lo que se encontró fueron piezas de pescado tiradas en el suelo, en cámaras frigoríficas que no tienen ningún control, como se puede ver en imágenes grabadas por Chicote para su nuevo programa. Y los agentes también hallan aditivos y pimentón rojo que inyectan en las piezas para que parezcan atún rojo fresco.

Simultáneamente en Murcia desmantelan otra nave, donde les atiende un empleado. A los investigadores no les encaja la fecha de caducidad con las etiquetas.

Se trata de la mayor trama en el comercio de atún rojo. Una negocio rentable con el facturaban 12 millones de euros al año.