La hija del hombre agredido en Linares por parte de policías, que también recibió golpes, sufre ataques de ansiedad. Así lo dice su tío, Javier Prieto, en declaraciones a laSexta: "Le da ansiedad. Está bien, de repente se pone a llorar, a gritar...".
El detonante de la agresión fue un chascarrillo en la puerta del bar: "El poli más corpulento choca", explica Prieto, que asegura que el policía le dijo a su cuñado: "Campeón, vas perdiendo uno a cero". A eso, le respondió: "Otro día desempatamos".
La broma no gustó al otro policía de paisano, que lo llama "gilipollas". Un insulto que su cuñado respondió. Entonces, comenzaron los golpes.
A causa de los golpes, el hombre agredido termina con la nariz fracturada, la ceja abierta y problemas en la córnea por los que puede perder la vista en un ojo. Su hija, de catorce años, también recibió golpes: una fisura en el brazo y un ojo hinchado: "Nos ha buscado la boca y nos la ha encontrado".
Álvaro Simarro es otro denunciante de agresiones y amenazas por uno de los agentes implicados. Participó en una pelea en 2018 con otros policías de paisano, aunque lo desconocía. Se entregó en la comisaria y, cuando está en el calabozo, aparece uno de los policías detenidos: "Me dijo que me iba a tener que ir de Linares, que me iba a destrozar la cara...", explica.
"Ha tenido que pasar algo así para que se vea la corrupción y abuso de fuerza que hace esta gente en Linares", censura Simarro.
Primera declaración ante el juez
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El contexto Decenas de menores han recibido palizas por parte de jóvenes violentos de su misma edad que les obligan a ponerse de rodillas y recibir todo tipo de humillaciones.